Nuestra Revista ha iniciado otro año en el vertiginoso siglo XXI, tanto el sector que difundimos, como nuestro medio digital, enfrentan incertidumbres relacionadas con el crecimiento; el sector construcción –al cual está ligado la industria del Transporte Vertical-, no consolida índices de activación sostenida
En general, nuestras economías regionales viven situaciones similares, con problemáticas sociales semejantes, donde los populismos (de uno y otro color) no son capaces de ofrecer alternativas de desarrollo a sus ciudadanos, postergando las reivindicaciones más sentidas de sus poblaciones y el acceso a estándares universales dignos de la especie humana.
El siglo que transitamos tiene ausencia de líderes, cuyo sello en el actuar público sean las virtudes; no se visualiza surgimiento de estadistas preocupados del bien humano; no percibimos figuras públicas que trasciendan países y continentes. El flagelo de la guerra en el mundo, es una de las caras más horribles del presente siglo, pero, existen otras como la pobreza generalizada en muchas sociedades. A pesar de este panorama adverso, la humanidad sigue avanzando con notables iniciativas, ignoradas, varias de ellas, en las comunicaciones “modernas”.
Heredamos de las civilizaciones antiguas muchas visiones y prácticas aún vigentes, dado que iniciamos un nuevo año, con doce meses por venir, reconocemos la utilidad de los sencillos calendarios, estructurados en torno a las fases de la luna o en función del sol. Fueron los egipcios los pioneros que desarrollaron un calendario solar, ello les permitía predecir las inundaciones del rio Nilo, que afectaban su agricultura. En tanto los romanos, jugaron un papel importante en la evolución del calendario, principalmente con el aporte de Julio Cesar quién implemento el calendario juliano, base del calendario gregoriano, estándar mundial utilizado hoy.
Necesitamos conocer y aprender más de las civilizaciones antiguas, podría ser una herramienta útil para enfrentar los problemas de la actualidad.
EL DIRECTOR