Edificios sin usuarios
Se han quedado desiertos los edificios de oficinas alrededor del mundo. Los empleados que trabajaban en su interior se fueron a casa confinados a causa del Coronavirus. Estas enormes estructuras, que en tiempos normales bullían de actividad, han estado cerradas y clausuradas.
Los aparatos del Transporte Vertical detenidos, lo mismo ocurre con los sistemas de aire acondicionado, agua potable, iluminación, refrigeración, comunicaciones, etc. Pero ¿Qué podría pasar cuando los empleados regresen a ellos? Aparte de las consecuencias del Coronavirus ¿Enfrentarán otro tipo de enfermedades? Es muy probable, pues el agua estancada en grifos y sanitarios es un nuevo peligro, de acuerdo con la opinión fundada de funcionarios de salud pública de Estados Unidos, que han emitido advertencias sobre la plomería de estos edificios.
La acumulación de agua estancada en tuberías, grifos y sanitarios podría significar la existencia de la bacteria Legionella pneumophila que desencadena la enfermedad del legionario, la que suele afectar a personas con sistemas inmunológicos debilitados, provocando padecimientos respiratorios. Entonces, empleados que vuelven al trabajo en
estos edificios -que no están diseñados para extensos periodos de cuarentena- y son pacientes o sobrevivientes del Coronavirus están siendo vulnerables a este riesgo, dado que un pequeño brote puede enfermar a muchas personas.
De acuerdo con los investigadores la Legionella, una vez que se forma en la plomería de un edificio, puede dispersarse por el aire al momento de descargarse un inodoro o al momento de abrir las llaves del agua si los empleados se lavan frecuentemente las manos para limitar la propagación del Coronavirus. Otro tipo de edificaciones permeable a este riesgo (no necesariamente en altura), son los hoteles, gimnasios, bodegas y estacionamientos.
Rol de la Administración de Edificios
Una consideración para los administradores es tomar conciencia acerca de este riesgo latente en edificios que por largo tiempo no son ocupados por los usuarios habituales, han de convencerse que la tradicional medida de verter pequeñas cantidades de desinfectantes para reducir el riesgo de la Legionella y otras bacterias en los sistemas de agua de un edificio podría ser ineficiente, dada la acumulación de agua estancada por demasiado tiempo. Dejar correr el agua acumulada y llevar un nuevo suministro de agua limpia; enviar una alta dosis de desinfectante a través del edificio y elevar la temperatura para matar los microorganismos, pueden ser medidas paliativas a considerar. La consulta frecuente a la Autoridad Sanitaria y de Higiene Ambiental local es siempre aconsejable, pues existen antecedentes de estudios globales al respecto, pero siempre cada edificio es un estructura particular y única, y desde ese punto de vista las directrices no son iguales y pueden tomar rumbos diferentes.