Un ascensor es un dispositivo construido para durar mucho tiempo; sin embargo, ¿qué pensarías de un ascensor único que solo tuvo 34 viajes de ida y vuelta, para luego quedar inscrito en los anales de la historia?
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Derrumbe en la Mina San José
El 5 de agosto de 2010 fue un día que puso los ojos del mundo en una pequeña localidad nortina, San José. En ese lugar, a las 14:30 horas se produjo un derrumbe a 720 metros de profundidad, dejando atrapados a 33 mineros, por 69 días.
Desde un comienzo las oportunidades de rescate fueron inciertas. El primer esfuerzo se dirigió a intentar un rescate a través de las vías de ventilación, pero un segundo derrumbe, dos días después terminó por sepultar esa posibilidad. Las posibilidades de optar por un rescate bajaron prácticamente a cero, lo que llevó al gobierno a cancelar cualquier intento por considerarlo improbable y riesgoso.
Pero la persistencia de las familias obligó a la reconsideración de tal medida. Esta vez al mando del ingeniero André Sougarret, en coordinación con el ministro de minería de la época Lawrence Golborne, planificaron el rescate, esta vez con el uso de maquinaria de perforación.
Estamos bien en el Refugio los 33
La nueva estrategia consistió en hacer perforaciones hasta la zona donde se esperaba que estuvieran los mineros, pero en la práctica eran como agujas clavándose en el suelo. Algunas se desviaban, otras se trababan, sólo la persistencia produjo el milagro. Luego de 17 días de sondaje, el taladro regreso a superficie con pintura roja, y con una extraña bolsa adosada. Al abrirla descubrieron un mensaje que daría la vuelta al mundo: “Estamos bien en el refugio los 33”.
La desesperación se transformó en júbilo y esperanza. Hasta ese momento, no se sabía del estado de los mineros. Pero a partir de ese instante, la euforia dio paso a la urgencia.
Se idearon varias fórmulas, pero cualquiera fuesen los pasos a seguir, rescatarlos tomaría meses.
Paloma de la vida
A partir de ese momento, mientras se trabajaba en el rescate, hubo todo un equipo que dedicó su esfuerzo en mantener el espíritu de aquellos hombres.
Utilizando el espacio que dejó la sonda que permitió llegar hasta los mineros, desde superficie se formó un correo a través de un tubo de PVC que permitía entregarles suministro de aseo, comida y entretención, y al mismo tiempo papel y lápiz para comunicarse con sus familias. Ese tubo se le llamaba “paloma”, que con el tiempo representó la vida misma, portadora de esperanza y conexión con quienes amaban. Incluso sirvió para transportar un sistema de telefonía que permitía hacer llamadas y más tarde teleconferencias.
Sin embargo, los días pasaban y el rescate no se lograba concretar.
Operación San Lorenzo
La operación de rescate definitiva tomó el nombre de San Lorenzo, patrono de los mineros. Inició sus faenas desde el momento en que se confirmó la sobrevida de los mineros. Se barajaron varios planes, en cualquier caso, el entonces ministro Golborne señaló que las operaciones demorarían entre 3 o 4 meses. Finalmente, se optó por lo que se conocería como “Plan A”
En ese momento, se temía que las vibraciones de las máquinas perforadoras derrumbaran la única vía de conexión, por lo que el avance era continuo, pero paso a paso. En varias oportunidades se debió detener por problemas técnicos.
Cápsula Fénix, un ascensor al rescate
Primero se logró taladrar una vía de 33 cm de ancho, y luego se amplió a 66 cm. Simultáneamente, se comenzó a diseñar la cápsula de rescate, la que tendría que tener una serie de características, pariendo por el hecho de que no era sólo una cápsula.
Las cápsulas Fénix, como se les bautizó, fueron diseñadas por el Ingeniero y ex trabajador de Codelco Chile, División El Teniente, Alejandro Poblete y posteriormente manufacturadas por la Armada de Chile, en colaboración con la agencia espacial estadounidense NASA. Tienen un diámetro de 54 cm y 8 pequeñas ruedas en las partes superior e inferior, con un sistema para permitir movilidad dentro de un ducto. Además poseían un arnés para un ocupante, un suministro de oxígeno y un micrófono con parlantes, los cuales fueron usadas para conectar a los mineros con los rescatistas que se encontraban en la superficie.
Oficialmente se crearon tres prototipos de la cápsula:
- La Fénix 1, tenía un diámetro un poco mayor que el de las otras dos cápsulas, y fue usada para realizar pruebas en ducto que había sido creado por el taladro o trépano Schramm T-130 enviado desde Alemania, donde descendió hasta una profundidad de 610 metros.
- La Fénix 2 fue operada mediante un sistema de polea austríaco y fue usada durante todo el procedimiento de rescate de los mineros.
- La Fénix 3 fue tenida en reserva y no llegó a ser usada.
Las cápsulas Fénix 1 y 2 son gemelas y tienen un diámetro de 54 cm, una longitud de 3,98 m, un sistema de desacople para separarlas en dos partes y 5 pequeñas ruedas (centralizadores) de 15 cm de diámetro en las partes superior e inferior, las que permitieron evitar el roce y mantener centralizada la cápsula en su total recorrido dentro del ducto. La Fénix 3 tiene un diámetro de 54 cm, una longitud de 3,45 m y no tiene sistema de desacople.
Éstos diseños fueron desarrollados exclusivamente para éste rescate, considerando todas las variables de las condiciones del pique terminado, tales como sortear singularidades por los cambios de diámetro, inclinación, llegada al refugio, ventilación, roce y otros.
Luego de haberse realizado el exitoso rescate de los 33 mineros el 13 de octubre de 2010, posesión de la Fénix 2 fue objeto de una disputa entre el gobierno central de Chile, ASMAR y la municipalidad de Copiapó.
El gobierno chileno anunció que la cápsula realizaría un viaje o tour a través de todo el país, comenzando con su exhibición en la Plaza de la Constitución de Santiago de Chile. A mediados de 2011 la cápsula fue exhibida en la mega muestra Tecnópolis, en Villa Martelli, Argentina, siendo su primera exhibición fuera del país. Desde el 3 de agosto de 2011 la cápsula Fénix 2 se encuentra instalada en el Museo Regional de Atacama en Copiapó. El que la Cápsula Fénix 2, sea parte de la colección del Museo Regional de Atacama, en Copiapó, se debe a que los mismos mineros opinaron que debía estar en este Museo, como al trabajo de los profesionales historiadores del Museo, que fueron convenciendo a la comunidad y a las autoridades que esta pieza representaba una parte fundamental de la historia contemporánea de la región, y por lo tanto debía ser exhibida en el Museo.