En el artículo anterior, señalamos que el paracaídas detenía el descenso de la cabina mediante las cuñas aprisionando los rieles guías – que en su origen fueron de madera -, y las cuñas se incrustaban en ellos con una acción de cuchilla, por tanto, estas guías debían ser cambiadas después de la actuación del paracaídas, esto significaba la detención del ascensor, quedando fuera de servicio por largo tiempo hasta instalar nuevos rieles guías.
Para los inventores de ascensores de pasajeros del siglo XIX, diseñar nuevas guías de ascensores era un problema muy crítico, sin embargo, el posterior desarrollo de la industria de la elevación lo comienza a resolver con el debut del riel guía metálico en forma de T, a finales del mismo siglo y perfeccionado durante el primer cuarto del siglo XX.
Relacionado con la práctica del sector laboral, la instalación de un ascensor se programa en dos etapas bien definidas: la mecánica y la etapa eléctrica.
En la etapa mecánica, la columna de rieles guías tanto para la cabina como para el contrapeso han de cumplir los estándares normativos de “estar a plomo” y a su vez la cabina como el contrapeso deben estar “equilibrados” de acuerdo a estándares del fabricante y normativa local. Esto es un requisito básico para obtener una adecuada confortabilidad para el viaje de la cabina. También la confortabilidad se logra con la sumatoria de los demás componentes instalados, tanto mecánicos como eléctricos, todo ello de conformidad a la normativa vigente, siendo productos de calidad certificada como son los actuales paracaídas instantáneos y progresivos.
En la Caja de Elevadores, tanto la cabina como el contrapeso se deslizan verticalmente, en viaje programados por los usuarios desde las cabinas, tanto en ascenso como en descenso, en lenguaje coloquial este trayecto lo llamamos “el sube y baja”.
Considerando el trafico permanente de los ascensores, desde el punto de vista técnico, el equipo debe mantener los estándares correctos en todos sus componentes, en este caso la distancia (holgura) definida entre el riel guía de cabina y el tipo de cuña instalado ha de mantenerse inmodificable.
Los procesos de mantenimiento preventivo obligatorio (todos los meses), y la certificación anual de los ascensores en edificios comerciales y cada dos años en edificios residenciales, tienen por objetivo velar por un transporte en ascensor seguro, esta responsabilidad recae en los propietarios de los edificios, donde la figura del Administrador es gravitante junto a la de los copropietarios.
El desgaste de las zapatas de cabina puede significar la perdida de la holgura entre la cuña y el riel, pudiendo provocar una parada de emergencia de la cabina por la acción de acuñamiento del paracaídas, eso mismo podría suceder cuando usuarios saltan al interior de ascensores durante el trayecto.
En el mundo se siguen construyendo edificios de gran altitud, llamados popularmente “rascacielos”, el desarrollo de los paracaídas seguirá siendo un permanente desafío de innovación y esta historia se escribirá página a página en todo el orbe. Es el tiempo de los paracaídas progresivos, compatibles con las velocidades que los ascensores despliegan en los rascacielos y donde el legado de la inventiva humana seguirá vigente.
Fuentes referenciales
- Ingeniero David A. Cooper, Historia del Paracaídas, artículos técnicos. Revista del Ascensor, marzo 2019.
- https://elevatorworld.com/es/article/19th-century-elevator-guides-and-guide-rails/