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Los estandartes, ese símbolo de tela, generalmente cuadrado o rectangular, que contiene un distintivo sujeto a un astil, hace miles de años lo usaban los caballeros andantes -por ejemplo- como un testimonio de sus causas motivacionales, fueran estas religiosas, militares o de otro tipo. Los distintos imperios que han existido empleaban los estandartes en sus extensas marchas de conquistas territoriales; estos símbolos también nos dan a conocer las bondades turísticas de lugares geográficos determinados; muchas veces son la identificación masiva de movimientos sociales, religiosos, políticos, militares, deportivos o sindicales. Con el devenir del tiempo, la tela y sus letras generosas y artísticamente bordadas por artesanos y artesanas, han dado un paso al costado desplazados por la existencia de la industria gráfica y sus máquinas de impresiones offset, que mediante diseños digitales entregan a sus clientes pendones institucionales en plástico, con una gama de colores estampados y sostenido en roller de aluminio para su exhibición.
Los estandartes se han retirado de la vida pública y no son protagonistas en grandes manifestaciones, están olvidados en vitrinas o colgados de una asta de madera o metal, sin embargo, si miramos sus letras estampadas en la tela, nos comunicaran hechos o acontecimientos que constituyen historia. La década de los años 30 fue convulsionada en mundo y en Chile, marcada a fuego por la crisis económica global denominada la Gran Depresión, aparecen diversos totalitarismos y se crean las condiciones que desencadenan la Segunda Guerra Mundial.
Como aspectos positivos de esta década podemos mencionar algunos: descubrimiento del planeta (enano) Plutón; se organiza en Uruguay el primer Campeonato de Mundial de Fútbol; se inaugura en Nueva York el ya icónico edificio Empire State Building. En nuestro país los siguientes hechos son propios de la década mencionada anteriormente, asesinato de estudiantes y activistas de orientación nacional socialista conocido como la Matanza del Seguro Obrero; victoria política del Frente Popular que condujo a la presidencia del país a don Pedro Aguirre Cerda cuyo lema “Gobernar es Educar” tiene profundas huellas culturales en nuestra nación; inauguración del Estadio Nacional, recinto deportivo donde la Selección Chilena se coronó campeón de la Copa Libertadores de América el año 2015. Fundación del Sindicato Profesional Único Montadores de Ascensores y Ramos Similares, el 22 de junio de 1938, conformado por trabajadores provenientes de las empresas familiares Harnecker (representantes de la marca Schindler) y Raab Rochette por un lado (representantes de la marca Otis), y Sigma Donoso por otro (representantes de la marca Westinghouse). Cabe hacer notar la incorporación a la organización base, de los trabajadores del Funicular Cerro San Cristóbal, de la ciudad de Santiago y también los que atendían los típicos Funiculares de Valparaíso.
Hemos mencionado anteriormente que los estandartes son símbolos que representan diferentes ámbitos, en la foto, un grupo de trabajadores de la empresa Germán Harnecker y Cía. Limitada, participando en la inauguración de un Campeonato Deportivo, donde se estilaba que al inicio de ellos se realizaran desfiles con los equipos participantes y sus dirigentes. Recordemos que el próximo 22 de junio 2020, el legado que ha dejado el SINDICATO PROFESIONAL ÚNICO a los trabajadores de ascensores del país, cumplirá 82 años. Durante este tiempo ha pasado mucha agua bajo el puente, han existido diferentes experiencias de organización de los trabajadores y empresas del ramo; en la actualidad tenemos un sector más regulado, pero a nivel del movimiento sindical de nuestra industria, existe una dispersión orgánica preocupante y ello, perjudica los intereses sociales más inmediatos de los trabajadores, sobre todo en tiempos de esta pandemia mundial.
