Ciertamente, estimados lectores y lectoras, nuestro oficio nos hace estar presentes en los espacios de muchas comunidades a nivel global, para atender los diferentes equipos de Transporte Vertical: ascensores, montacargas, funiculares, teleféricos, escaleras y rampas mecánicas; somos vigías urbanos del funcionamiento permanente de las instalaciones, practicando mantenciones preventivas y correctivas.
También instalamos equipos nuevos para toda clase de edificios, ya sean residenciales o comerciales, enfrentando en espacios confinados condiciones ambientales de Alto Riesgo, que a muchos de los nuestros le han aportado lesiones invalidantes o, en el peor de los casos, simplemente le han arrebatado su existencia mediante accidentes fatales, como es el caso de Álvaro Medina Quiroz (Q.E.P.D.), técnico de Ascensores Schindler (Chile) S.A, fallecido hace 4 años, siempre recordado por su organización sindical y compañeros de actividad.
El reciente apagón eléctrico en España –país con la mayor cantidad de ascensores en Europa-, deja de manifiesto la orfandad de nuestra especie frente a fenómenos naturales o hechos donde las fallas técnicas impactan negativamente toda clase de actividades económicas y de servicios; las personas en estas circunstancias quedan desvalidas o abandonadas a su suerte.
En nuestro país, el pasado mes de abril nos deja una evidencia, pues el Funicular del cerro San Cristóbal, en Santiago, capital de Chile, ha cumplido sus primeros 100 años de existencia; este equipo fue declarado Monumento Histórico el año 2000 por ser “un icono en la memoria colectiva de los santiaguinos y un icono de la ciudad”.
En esta conmemoración del Primero de Mayo, hacemos votos para que el trabajo de todos y todas se oriente a lo más nobles fines que inspiran a nuestra humanidad.
EL DIRECTOR